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En este artículo traemos los comienzos y primer álbum de la banda argentina de rock progresivo Bubu.
Bubu es una banda de rock sinfónico y rock progresivo argentina fundada en 1976 por Daniel Andreoli y Win Fortsman. Lanzó dos álbumes de estudio titulados Anabelas y El eco del sol. En la actualidad el proyecto está dirigido por su compositor, y recientemente lanzó una reedición de estos dos LP en formato vinilo.
Su música se emparentaba con la música sinfónica o progresiva de la época, muy influenciada por King Crimson, Frank Zappa o Focus, entre otros, así como Schöenberg o Igor Stravinsky.
En 2016 reaparece el grupo con un EP, y en 2018 lanza un nuevo álbum, El eco del sol.
La banda estaba formada originalmente por el cantante Miguel Zabaleta, el compositor Daniel Andreoli, el arreglista Sergio Blostein, Edgardo "Fleke" Folino al bajo, Win Forstman al saxo tenor, Cecilia Tenconi a las flautas, Sergio Polizzi al violín, Eduardo Rogatti a la guitarra y Polo Corbella a la batería.
Wim Forstman comenta los comienzos: “Hubo un grupo previo a Bubu, llamado Sion, que se formó por acumulación de amigos, de ahí la heterodoxia de la instrumentación. Yo fui el último en incorporarme. Allí se tocaba una parte de lo que luego fue el “Cortejo de un Día Amarillo” –primer tema del disco Anabelas-. No sonaba como yo quería, entonces propuse a Sergio Blostein -que fuera quien me había invitado a ser parte del grupo- que cambiáramos algunos músicos. La respuesta fue: Ni se te ocurra porque ellos son muy unidos, son muy amigos. Así que me fui del grupo, pero la música de Andreoli me había gustado y me sigue gustando. Entonces, un tiempo después, cite a Blostein y Andreoli, en lo que era el Bar El Foro, y les propuse armar un grupo donde Andreoli haría la composición, Blostein los arreglos y yo dirigiría. Eso en cuanto a la génesis y heterodoxia, el proceso posterior fue largo. En cuanto a la música que escuchábamos la respuesta más lógica sería: de todo. La composición y los arreglos estaban todos escritos, pero yo nunca soporté participar en proyectos donde la improvisación no fuera parte, así que en Bubu hubo partes de solistas sobre bases escritas y partes de improvisación grupal, mi principal interés”.
El cantante Miguel Zavaleta cuenta sobre los comienzos: “Mi ingreso a la banda fue, más que nada, porque conocía al compositor, Daniel Andreoli, con el cual habíamos compartido una banda anterior, con música de él, también, que se llamaba Sion. Pasaron un par de años y me fueron a buscar a casa. Ya estaba todo hecho, salvo un rocanrol que era instrumental, y yo no sabía mucho lo que era ser autor, entonces metía la cuchara en todos lados. Ni pensaba que había derechos de autor. Así que hice unas partes de rocanrol que, de todas maneras, no me habría anotado como co-autor, hubiera sido un caradurismo. La obra ya estaba hecha y yo tenía poco para cantar. Entonces, como tenía poco para cantar, empecé a disfrazarme y le sumé esa partecita. La música estaba bastante organizada. Había un arreglador que era Sergio Blostein. Estaba el coro, donde había unas chicas bárbaras, entre otras cosas, que lo dirigía Abel Zuker, a veces, hermano del Zuker que había sido músico de Alas, con Moretto, un músico extraordinario de la década del 70 que después se fue a vivir a Estados Unidos. O sea que el coro, también, tenía una persona que se ocupaba de aquello. Era una cosa, todo, de lo más increíble. La música que me influenciaba, en ese momento, era todo el rock sinfónico, King Crimson, Génesis, fue la época en la cual me enamoré de ello y decidí hacerme músico. Escuchar esa música era salir disparado hacia el universo. Era maravillosa. Y, sin dudas Peter Gabriel es, para mí, un ícono, es realmente muy importante. Era también, todo, muy importante para el público, porque era la época de mezclar mucho teatro, además de que era una música grandiosa. No era mía, era de Andreoli, no es que estoy hablando bien de mi música. Era una música grandiosa que tenía mucho de ópera, era una mezcla de cosas musicales muy altas. Y yo, como no tenía mucho para cantar, me divertía haciendo personajes. Y había lugar para la improvisación, pequeños momentos, pero no era una banda de blues que ahí viene la improvisación y venía. No. Estaba todo escrito pero, dentro de eso, había cierta improvisación”.
Miguel Zavaleta |
En cuanto a las influencias en la música de la banda Daniel Andreoli comentó: “Bubu no tenía correspondencias contemporáneas ni a nivel nacional ni extranjero, también las influencias de los músicos son ciertas: Wim Forstman tenía a Coltrane como referente, Cecilia Tenconi participaba a sus dieciséis años de los grupos de improvisación de Gerardo Gandini y Polizzi ingresaba a la sinfónica nacional, no obstante las improvisaciones estaban pautadas. Y yo enamorado de Stravinsky y King Crimson era Lizard/Islands”.
Forstman apunta sobre las influencias: “Ya sea prog o música contemporánea clásica, tanto Polizzi (violín de la Sinfónica Nacional) como Tenconi, parte de los músicos de Gerardo Gandini, y yo participábamos en conciertos de música contemporánea, aunque en lo personal, yo había hecho mis primeras armas en el rock sinfónico con un grupo llamado Poema Hidráulico de los Siete Enanos. Mi querido Fleck, Edgardo Folino -miembro de Bubu, el bajista- amaba el rock inglés y junto con Polo Corbella, Eduardo Rogatti y yo trabajábamos como músicos de sesión”.
La banda debutó en el teatro Del Globo en 1976, caracterizándose desde el comienzo por la frescura y alegría de su música, y las novedosas puestas en escena muy teatrales. La base de sus presentaciones era la historia de "Anabelas", contada por un incondicional enamorado, personificado por el vocalista Miguel Zavaleta, quien con su simpatía e interacción con el público, sumado a la actuación de la banda, lograba crear un clima festivo en cada recital. Era usual que contaran con músicos invitados que se sumaban a las puestas en escena, entre ellos Pedro Aznar en coros.
Grabación
Su primer álbum titulado Anabelas fue grabado entre marzo y octubre de 1978. La mayor parte es instrumental. Anabelas es un trabajo conceptual consistente en tres canciones extensas, características propias del rock sinfónico. En este álbum participaron reconocidos nombres del rock argentino como Polo Corbella, Petty Guelache o Eduardo Rogatti, entre otros.
Daniel Andreoli comentó: “La mecánica, todo se construía sobre una base obstinada y los solistas iban dialogando, respetando las texturas. Originalmente, en el grupo previo a Bubu o sea, el lado A del disco no había partes vocales, era un sólo movimiento instrumental, arreglado por Sergio Blostein, no fue hasta la incorporación de Wim quien sugirió la necesidad de incluir canción texto, por ese motivo aparecen en el lado B “El viaje de Anabelas” y “Sueños de maniquí”, cuyas letras son de Wim Fortman. Zavaleta era una suerte de Peter Gabriel porteño y fue el primer cantante de Bubu ensayando su futuro Suéter, quien por ciertos desgastes grupales no llego a grabar. De un momento para otro y con la fecha de grabación encima, hubo que probar cantante y fue Pety Guelache que en plena sesión de grabación aprendió ambas canciones y así quedaron registradas. Yo estaba muy concentrado en el armado de planillas donde apuntaba cada instrumento, en que canal, y como organizar cada sesión, era un lujo contar con 16 canales, pero era imprescindible economizar espacio para los agregados y que este todo claro a la hora de la mezcla. Los músicos estaban ceñidos a la partitura exclusivamente, durante el periodo previo al Bubu que grabó, contamos con los arreglos de Sergio Blostein, mientras que “El viaje de Anabelas “y “Sueños de maniquí“ fue escrito íntegramente en un cuarto del Collegium Musicum y las partes improvisadas eran generadas en mi presencia en la sala de ensayo, buscando texturas y colores”.
Durante la grabación de Anabelas, se produjo la marcha de Miguel Zavaleta y se incorpora como cantante Pety Gualache, ex Orion's Beethoven. Zavaleta comentó las razones de su marcha: “Me fui de la banda, durante la grabación de Anabelas, porque estaba harto de este país, todos mis amigos se habían ido, este era el país más aburrido del universo. Y había mucha gente que había colaborado con el proyecto Bubu, y muchos de ellos tenían créditos en autorías y esas cosas y yo ni sabía que existían. Estaban un poco enojados conmigo. Había algunas caras raras, no de la banda, pero sí de lo periférico, había un flaco que había puesto plata. Yo no me di cuenta de que había herido a alguien. No me di cuenta de que algunos estaban heridos y yo estaba aburrido de este país y me tomé el palo. Me remplazó un pibe que cantaba muy bien, Pety Guelache. Y luego, no es que se separan, es que el país no daba para nada. Ni el propio Spinetta casi tocaba. En 1978, cerca de la ESMA, había un teatrito muy lindo, era fúnebre, no había color, nada y estaba el pobre Spinetta haciendo fuerza y ya casi no quedaba nadie. Los 70’s fueron realmente siniestros, desde el 75 para arriba, especialmente. Y me tomé el palo. El género estaba mutando. En esa época el rock era música alta, de élite, y se fue para un lado que no me interesaba. Sobrevino el pop y eso me interesó más. Esa era música para gente que ama a la música, Bubu y otras bandas no podían tener raigambre popular, fue una época muy loca la del rock de calidad, pero duró un par de años y luego entró a caer. Esa época gloriosa, con bandas en las que además nadie ganaba un peso, aparte cuando dividís la plata entre once y la agencia, si la hay, difícilmente te quede un peso, al menos que seas los Rolling Stones. Creo que el destino estaba marcado para que el rock fuera una música genial durante algunos años y luego desapareciera como creo que, lamentablemente, está pasando. Y en esa banda, el grueso, fue compuesto por Andreoli. Era el centro”.
Pety Gualache comentó como fue su incorporación: “El primer recuerdo es una conversación telefónica, creo que con Daniel Andreoli (no sé cómo me ubicaron) donde, entre otras cosas, me preguntaba si sabía leer música y, ante mi negativa, quedamos de todas formas en encontrarnos en casa de Wim Forstman, así me mostraban de qué se trataba. Yo nunca los había escuchado, pero sabía de ellos por comentarios y notas que había leído. Así que me puso muy contento el hecho de que me llamen porque imaginé que andábamos en búsquedas similares, aunque lo mío era un poco más “rock”. Así que allá fui, a la casa de Wim, donde entre él y Andreoli me pasaron en el piano las partes cantadas, y creo que al toque ligamos, a pesar de que estaba algo nervioso. Luego, cuando ya estaba en el proyecto, trabajé un par de veces con Cecilia Tenconi y otro personaje que iba a grabar los bajos. Así fuimos puliendo las voces, porque yo también me sumé a los coros que ya estaban grabados. Y pude agregar unos agudos en falsetes tremendos: me sentía en el cielo. Por entonces King Crimson era mi mayor influencia y también Gentle Giant, Zappa y Van der Graaf, digamos toda la vanguardia de aquella época irrepetible, y que sumado a lo más pesado, tipo Deep Purple, que venía escuchando de antes, iba forjando mi propia identidad. A mí, particularmente, lo del despliegue escénico no me llamaba mucho la atención, y creo que además fue parte de la razón del cambio de cantante, creo que la idea era enfocarse más en la música. Nunca me sugirieron nada respecto a lo escénico y, por lo tanto, tenia total libertad para hacer lo mío, lástima que solamente tuve la oportunidad de un solo recital en vivo, que fue en el Luna Park, porque ya después vino la separación. Por eso también hay muchas cosas que desconozco de la gestación del proyecto, entré muy al final. Calculo que se manejaban mucho con partitura porque casi todos estaban en distintas cosas y eso hacía que en los ensayos, por ejemplo para el del Luna, estaba solamente la base y yo que era nuevo, a algunos los conocí el día anterior al recital, en el ensayo general, por eso, los que no venían seguido tenían que leer sí o sí. Así que bueno, lo poco que duró para mí fue mágico. Recuerdo que cuando escuché en el estudio toda la banda, acostumbrado a trabajar solo con el piano, me voló la cabeza, tener toda esa tremenda obra en los auriculares y empezar a cantar fue insuperable”.
En 1978 presentan el álbum como tal, pero para cuando el disco sale a la venta la banda prácticamente había desaparecido. La edición se agotó rápidamente. La separación de Bubu fue debido a lo mismo que le sucedió a otras bandas argentinas por aquella época: dictadura, amigos en peligro, exilios, proyectos desmembrados,...
“Los 70’s fueron realmente siniestros”, recuerda Wim Forstman.
Andreoli comentó: "En el 79 me fui a Holanda. La noche de la dictadura era extremadamente negra”.
Pety Guelache certifica el desmadre, la diáspora creativa que generó la dictadura: “Yo creo que el motivo real de la separación fue el retiro de apoyo de la producción que teníamos en ese momento, que optó por proyectos más fáciles y lucrativos. El sello tampoco hizo mucho a nivel difusión y demás; desconozco si existía algún otro motivo de desgaste en la relación de los músicos, ya que era bastante gente para ponerse de acuerdo. Y sí, los tiempos de cambio apuntaban a cosas, digamos, más “fáciles” y masivas, yo creo que Bubu era demasiada “data”. Fue una banda irrepetible, ni antes ni después hubo algo parecido en el país. Después del golpe, que significó que había que empezar otra vez de cero, ensayamos un par de veces los que quedábamos, Andreoli en el bajo, Wim en el saxo, Polo Corbella en la batería y yo, que también ahora tocaría la guitarra, pero no dio, la cosa se fue diluyendo del todo y cada uno hizo lo suyo por su lado, una lástima. No sé qué hubiese pasado si seguíamos, pero calculo que algo “grosso”, aunque difícil de imponer en un “mercado” que, salvo unas pocas y raras excepciones, se estaba poniendo bastante mediocre. Agradezco profundamente haber sido parte.”
Edgardo "Fleke" Folino dejó la banda y Andreoli intentó salvar la banda asumiendo el papel de bajista: “A fines del 78 yo retomé el bajo y tocamos en el Luna junto a Mederos, Los desconocidos de siempre y no me acuerdo qué otra banda. Mientras estábamos tocando veíamos a la policía llevarse a los que estaban en la última fila, asustados cada uno se fue por su lado, cuando llegué a mi casa, mi papá me comento que, el día del concierto, vinieron tres hombres a decirle que no debía seguir dando recitales. Mi hermana sacó un pasaje de ida a Holanda, donde vivía mi amigo y hermano Norberto Glodburd, artista plástico”. Así se exiló en Ámsterdam.
Lista de temas
Lado 1
1. «El cortejo de un día amarillo» (Daniel Andreoli (compositor) / Sergio Blostein (arreglos)) 19:25
Lado 2
Enlace a la lista de reproducción del álbum: Anabelas
Enlace al álbum completo: BUBU - Anabelas [full album]
- Petty Guelache - voz
- Eduardo Rogatti - guitarra
- Edgardo "Fleke" Folino - bajo
- Polo Corbella - batería
- Win Forstman - saxo tenor, letras
- Sergio Polizzi - violín
- Cecilia Tenconi - flautas
- Mario Kirlis - piano
Fue publicado por primera vez en CD en 1989 en Estados Unidos con Music Hall.
En 2020 fue publicado en Corea del Sur en vinilo rojo con estrías azules.
Opinión personal
Este álbum es como la culminación del rock progresivo argentino. A pesar de la fecha que se publicó, 1978, tiene un rock progresivo complejo con aires a King Crimson. La situación en Argentina no ayudó por lo que la banda terminó por separarse quedando esta joya en el olvido. El álbum es principalmente instrumental en la que destaca el saxo de Win Forstman. Tiene un sonido de vanguardia que me recuerda al Rock In Opposition. En progarchives está entre los 100 mejores álbumes de todos los tiempos.
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