Un músico clave dentro del rock progresivo argentino (y del rock argentino en general) fue Charly García, quien lideró la banda Sui generis (1971-1975), que en su tercer LP "Pequeñas anécdotas sobre las instituciones" (1974), se adentran en esta corriente.
Sui Generis fue una banda argentina de rock formada principalmente por Charly García (teclados, guitarra acústica, voz y composiciones) y Nito Mestre (flauta, guitarra acústica y voz), considerada como una de las más importantes de los orígenes del rock latinoamericano.
En su primera etapa grabó tres álbumes de estudio (Vida, Confesiones de invierno y Pequeñas anécdotas sobre las instituciones); el tercero y el primero han sido incluidos en la lista de los 100 mejores álbumes del rock argentino según Rolling Stone, en los puestos 31 y 66, respectivamente.
Portada del álbum Pequeñas anécdotas sobre las instituciones
Un anterior artículo lo dedicamos al concierto histórico que dio Sui Generis el 5 de septiembre de 1975 en el estadio Luna Park como despedida de su carrera y a las publicaciones a las que dio lugar: 1975: Adiós Sui Generis.
PorSuiGieco y su Banda de Avestruces Domadas, también conocidos como PorSuiGieco o Porsuigieco, fue un supergrupo de folk rock argentino formado por importantes figuras del rock acústico argentino reunidos para salir de gira. Sin un proyecto formal más que «compartir buenos momentos, divertirnos tocando y cantando» fue formada en 1974 por Raúl Porchetto, León Gieco, Nito Mestre, Charly García y María Rosa Yorio. El grupo hizo solo tres conciertos -uno en una pequeña sala de Buenos Aires, los otros en el interior de la provincia de Buenos Aires- y grabó un disco en los meses finales de Sui Generis, cuando ya corría 1975. Después, cada uno siguió su camino. A ellos dedicamos este artículo.
En junio de 1974PorSuiGieco inició su actividad como grupo con una gira provincia de Buenos Aires, presentándose en Bahía Blanca, Tandil y Mar del Plata.
En 1975, el Auditorio Kraft era una pequeña sala ubicada en un subsuelo al 700 de la calle Florida. En los años 80 se llamó Auditorio Buenos Aires. Allí tocó por primera vez PorSuiGieco en 1974. Por entonces, Charly García y Nito Mestre habían dejado atrás la etapa del candor de Sui Generis, mientras se volvían cada vez más populares; venían de hacer Confesiones de invierno y empezaban a cocinar el que sería el polémico tercer y último álbum en estudios del grupo, Pequeñas anécdotas sobre las instituciones. León Gieco había grabado su segundo disco, Banda de caballos cansados, y defendía las canciones de ese trabajo -entre otras, "Si ves a mi padre"- con un grupo en el que revistaban Oscar Moro y Alfredo Toth -ex Los Gatos- y que se llamaba no casualmente igual que el disco. Y Raúl Porchetto acababa de editar su primer álbum, Cristo Rock, luego de haber hecho algunos singles que lo habían catapultado como una nueva figura. Todos eran parte de una especie de "vanguardia acústica", en oposición -estética y solo aparente en lo conceptual- con la propuesta "eléctrica y pesada" que por entonces impulsaban grupos como Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll y Pappo's Blues.
El asunto empezó con una reunión que tuvimos Charly, Nito, Raúl y yo para estudiar la posibilidad de armar nuestra propia editorial. Y eso provocó que apareciera, de a poco, la idea de hacer algo juntos. Así es como surgió PorSuiGieco y su Banda de avestruces domadas. El nombre era una alusión a la Banda de los caballos cansados que yo tenía por entonces. Ese nombre fue una creación absoluta de Charly. Una más.León Gieco
La banda fue un proyecto al estilo Crosby, Stills & Nash (and Young), la fusión de los principales músicos de folk estadounidenses. En este caso los principales músicos de folk argentino de la época se juntaron para una serie de conciertos en 1974 y decidieron llamarsePorSuiGiecoy su Banda de Avestruces Domadas como una fusión de los nombres de los integrantes de la banda: "Por" (Raúl Porchetto), "Sui" (Sui Generis), "Gieco" (León Gieco). "Banda de Avestruces Domadas" se origina como homenaje a la banda que acompañaba a León Gieco, llamada "La banda de los caballos cansados". Este supergrupo realizó una gira en conjunto en la cual el objetivo principal fue compartir buenos momentos y divertirse.
Crosby, Stills & Nash and Young en 1970
Tras el lanzamiento de su álbum homónimo en 1976 se separaron a causa de que Charly García decidió concentrarse en su siguiente proyecto La Máquina de Hacer Pájaros.
La organización del primer concierto de PorSuiGieco, celebrado en el Auditorio Kraft, corrió por cuenta de los mismos músicos. Mandaron a imprimir unos panfletos muy chiquitos y salieron a pegarlos por Corrientes. Aquel primer concierto en el Kraft salió bien. No convocó una multitud, está claro, porque la capacidad de la sala era para unas 200 personas.
En 1975, es decir en el año siguiente del debut de PorSuiGieco en el Kraft, Sui Generis estaba envuelto en un callejón que parecía sin salida: su álbum Instituciones había sufrido serios recortes por la censura y hasta mudado su nombre por uno más suavizado: Pequeñas anécdotas sobre las instituciones. La obra de Gieco también comenzaba a sufrir tijeretazos. En realidad, los problemas que sufrían los artistas de rock con sus ideas eran apenas una parte de una realidad compleja y especialmente difícil.
En ese contexto, PorSuiGieco se reagrupó para hacer su anunciada gira. En una época en la que estas movidas eran una rareza, ellos se animaron. El quinteto acústico -García, Mestre, Gieco, Porchetto y María Rosa Yorio, la mujer de Charly- salió a la ruta en un colectivo, con algunos técnicos y los equipos, e hizo dos paradas: Tandil y Mar del Plata. Esos fueron los únicos dos conciertos.
Después del viaje por el interior bonaerense, PorSuiGieco se abocó a la grabación de su único disco. La producción del disco fue de Jorge Álvarez, el legendario creador del sello Mandioca que por entonces conducía la etiqueta Talent en la que publicaba sus discos Sui Generis. Una mirada atenta a las fichas técnicas de grabación del álbum PorSuiGieco demuestra que la apreciación de Gieco es correcta: en el álbum, el grupo ya no es un cuarteto o un quinteto acústico, sino una superbanda de rock, con muchos músicos conocidos haciendo aportes.
Para la grabación, el grupo ingresó en los estudios Music-Hall. Pero no duraron mucho allí: el dueño de la compañía, Néstor Celasco, envió un par de «espías» para ver si encontraban huellas de sustancias «non sanctas» las que, por supuesto, fueron halladas. Pero en lugar de una reprimenda, quizá consciente de su inutilidad, decidió enviarlos a otro estudio, para no verse comprometido. Así fue que la mayor parte de Porsuigieco se grabó finalmente en el Estudio Phonalex, ubicado en la calle Dragones (que inspiraría el tema de Gieco«Los chacareros de Dragones», editado en su 3º LP). El lugar disponía de condiciones técnicas inferiores a las de Music-Hall (sólo cuatro canales), pero tenía una cierta intimidad que favoreció el clima de la grabación.
Para dotar al grupo de un sonido más «profesional» que las simples guitarras acústicas y piano con que se acompañaban en vivo fueron convocados algunos de los mejores músicos de la época: entre otros, participaron Oscar Moro, Rinaldo Rafanelli, Pino Marrone, Juan Rodríguez, Leo Sujatovich, José Luis Fernández, Gonzalo Farrugia. Para su tema, «Las puertas de Acuario», Porchetto invitó a los integrantes de su grupo, Reino De Munt, que incluía al guitarrista Gustavo Bazterrica (futuro integrante de La Máquina de Hacer Pájaros). El folk acústico de la propuesta original derivó en un estilo más eléctrico y elaborado, aunque sin perder la frescura que caracterizó a la agrupación. La grabación del disco contaría con la participación de los futuros músicos de la banda que Charly tenía en la cabeza: La Máquina de Hacer Pájaros.
Grabación
Cada uno de los principales compositores contribuyó con algunas gemas de su cosecha; León, curiosamente, aportó el momento más rocanrolero del disco con «La mamá de Jimmy», además de «Viejo, solo y borracho» y una canción que se convertiría en uno de sus grandes clásicos: «La colina de la vida». También una adaptación de «Todos los caballos blancos» ―originalmente incluido en su primer LP―, en una versión más lenta, ideal para las armonizaciones vocales que eran el fuerte del grupo.
Charly aporto tres canciones de las primerísimas épocas de Sui Géneris, «Quiero ver, quiero ser, quiero entrar» ―que se convertía en el vehículo para el lucimiento de María Rosa Yorio―, «Antes de gira» y «Tu alma te mira hoy» (estos últimos dos los tocaron Nito y Charly con Sui Géneris hacia 1973 en el programa Melopea de Litto Nebbia). Nito Mestre hacía su debut como compositor con «Fusia», mientras que «Burbujas musicales» es exactamente eso: la grabación de la efervescencia de una tableta de Redoxon, procesada con efectos.
Porchetto contribuyó con «Las puertas de acuario», en donde podemos apreciar un fragmento en que canta simultáneamente con Mestre dos letras (Porchetto vocaliza agudo y Mestre grave, ambos cantando diferentes letras por cada canal), y «Mujer del bosque» compuesta a último momento para reemplazar otra que le habían borrado por error. Raúl recuerda que la letra la terminó en el autobús 44, viajando con Charly hacia el estudio.
La censura
Pero hubo otro tema compuesto de urgencia: «Antes de gira», una canción de García, que fue grabada de apuro para reemplazar «El fantasma de Canterville», también de Charly. Recién entrado en el 1976 comenzaba la exigencia de mandar las letras para que las censuraran en el COMFER. Cuando volvieron, llegó la orden de que no se podría incluir «El fantasma de Canterville» que contenía frases como «me han ofendido mucho y nadie dio una explicación, ¡ay, si pudiera matarlos lo haría sin ningún temor! Pero siempre fui un hombre que creyó en la humanidad. [...] He muerto muchas veces acribillado en la ciudad, pero es mejor ser muerto que un número que viene y va».
Por fin tras infinitas postergaciones y problemas, finalizaron la grabación del disco que se titularía homónimamente. Según las notas de la funda, el álbum Porsuigieco se grabó entre el 28 de mayo y el 18 de junio de 1975 en los estudios Sicamericana y Phonalex.
El álbum comenzó a editarse a finales de julio de 1975 con once cortes: "Quiero ver, quiero ser, quiero entrar" de Charly García; "Viejo solo y borracho" , "La colina de la vida" y "Todos los caballos blancos" de Gieco, "Fusia" de Mestre (fue su debut como autor), "Las puertas del acuario" y "Mujer del bosque" de Porchetto, "Tu alma te mira hoy" de García y Mario Piégari (exintegrante de la primera formación de Sui Generis), "Burbujas musicales" no era más que 28 segundos de efectos sonoros firmados por los cuatro PorSuiGieco. Y luego estaba el undécimo, "El fantasma de Canterville". Cuando fue prohibido por la censura, ya había una pequeña partida de discos fabricada. Para burlar la censura de esos discos en la funda no se anunciaba ese tema. En la siguiente fabricación fue sustituida por el "Antes de gira" citado. De uno de esos vinilos que incluyeron "El fantasma de Canterville". se uso dicho corte para incluirlo por primera vez de manera oficial en un CD que se lanzó con una edición del diario Página/12 (Buenos Aires).
Recepción
Este disco quedaría en la historia por la calidad de los temas, “La mamá de Jimmy” y “La colina de la vida” de León Gieco o “Quiero ver, quiero ser, quiero entrar” de Charly cantado por María Rosa. Pero sin dudas el tema más aplaudido del álbum es “El fantasma de Canterville”, una composición de Charly cantada por León Gieco. Esta canción tiene una letra muy a tono con la frustración de la generación joven de la época: el personaje de la canción - un ciudadano respetable que fue "un hombre bueno" que siempre pagó sus deudas - cumplió con las expectativas sociales - pero que siempre fue "un tonto, que creyó en la legalidad" - es otro ejemplar típico de las letras de la generación que protagonizó la rebelión contra-cutural de los hippies o el mayo francés del 68 (que propuso "la imaginación al poder") contra dichas expectativas tradicionales, personaje asimilable al "hombrecito de sombrero gris" de Sui Generis o al "Nowhere man" de los Beatles (con su misma connotación de invisibilidad - como la de un fantasma - por la intrascendencia de su existencia anodina y rutinaria) etc.
Imagen del libreto de una edición en CD
La revista Rolling Stone y la cadena MTV ubicaron a La colina de la vida en el puesto número 67 de las mejores canciones de la historia del rock argentino.
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